Cómo hacer hermosas fotografías de autorretrato boudoir
Has pasado mucho tiempo fotografiando a clientes, modelos, haciendo fotos a amigos y familiares. Te has dedicado al retrato y a otras formas de fotografía, incluido el desnudo.
Pero todo fotógrafo o fotógrafa que se precie quiere estar siempre a la última, perfeccionándose, probando nuevas técnicas y poses.
Sin embargo, por extraño o absurdo que pueda parecer, hay un sujeto al que probablemente nunca hayas fotografiado pero que posiblemente sea tu mejor modelo, ese sujeto eres: TÚ MISMO. Y así que, ¡adelante anímate con el autorretrato y la fotografía boudoir!
Qué significa la palabra boudoir
La palabra "boudoir" es un término francés que se originó en el siglo XVIII y se utilizaba para describir el dormitorio o incluso la habitación privada de una mujer. Más tarde, el término se popularizó primero entre los fotógrafos, pero también en el uso común, y muchas personas incluso consideran la fotografía boudoir uno de los mejores regalos de boda.
Qué es la fotografía boudoir
No estamos hablando de fotografía erótica queremos especificar esto de una vez, la fotografía boudoir es un mundo completamente distante con orígenes nobles y antiguos.
Es uno de los tipos de fotografía con más nicho entre los profesionales.
Quiero abrir este artículo haciendo hincapié en este aspecto porque he visto mucha confusión en torno a la fotografía boudoir, muchos la confunden con las fotos de desnudo o glamour y un ojo inexperto podría no ser capaz de distinguir ambos géneros.
La diferencia existe, se nota, y después de leer este artículo seguro que tú también serás capaz de distinguir los géneros entre sí, no sólo cambia la técnica fotográfica utilizada sino también el significado en sí, por ejemplo las mujeres utilizadas como sujetos no suelen ser famosas sino mujeres corrientes.
Mujeres que quieren resaltar su feminidad descubriendo su cuerpo sin llegar nunca a lo vulgar, incluso quizás desnudándose por completo. Precisamente por esta última razón, era costumbre no exponer estas fotos al público, sino que se ocultaban con gran secreto en el ámbito privado de la familia, quizá guardadas dentro de un viejo baúl.
El motivo principal no es mostrarse, sino exhibirse, éste es el ligero matiz que lo diferencia de las fotos de desnudos artísticos.
Las fotografías boudoir son instantáneas con clase, elegantes y llenas de sensualidad. Pueden parecer fotos intemporales porque tienen un encanto retro, pero en lugar de tener un aspecto agresivo como las modelos de hoy en día, pretenden fascinar por su forma, por lo que emanan incluso con una simple mirada. Sin duda, son fotos dirigidas a un público masculino completamente diferente.
Al contrario que en el mundo de la fotografía de moda, donde cada defecto se enmascara con procesos de posproducción, en la fotografía boudoir se intenta incluso realzar los defectos de una mujer para que parezca más terrenal y natural. No hay juicios ni cánones de belleza, cada mujer tiene sus propias características que pueden y deben mostrarse tal cual son.
Historia e importancia de la fotografía boudoir
¿Cuándo comenzó este estilo de fotografía? Se remonta a la Francia del siglo XVIII, concretamente al Siglo de las Luces. Ambiente intelectual en ebullición, la alta burguesía se reunía en salones con todos los miembros de la aristocracia francesa para hablar de temas de actualidad, política, arte.
Las mujeres empezaron a participar en estos salones y a tener un lugar en la sociedad. Se vuelven cada vez más cultas y glamurosas, cuidando cada vez más su imagen.
Todo esto no sucedía en la Francia "ordinaria", de hecho el papel de la mujer seguía limitado al de ama de casa. No podía asistir a reuniones sociales. Cuando su marido recibía invitados, la mujer debía pasar el resto del tiempo en una habitación separada sin derecho a voz.
Las mujeres solían reunirse en un saloncito llamado "boudoir", reservado sólo a las damas, donde charlaban de aventuras con amantes, escapadas, confidencias íntimas ocultas a miradas indiscretas. En resumen, las mujeres se dejaban llevar hasta sentirse libres.
Y de ahí precisamente el nombre de "boudoir", literalmente "habitación privada".
Las damas toman así conciencia de la fascinación que ejercen sobre los hombres y del poder de control que tienen sobre sus vidas, pasando así de ser "súcubos" de los hombres a tener el control absoluto. Los antiestéticos corsés empiezan a desaparecer y aparecen los primeros encajes y puntillas.
Poco a poco, las mujeres empiezan a descubrirse y a atraer la atención de los hombres recuperando su identidad y su feminidad. Y a partir de aquí, empiezan a aparecer las primeras fotos, las fotos desnudas se convierten en un regalo para hacer a los amantes o novios lejanos.
Cualquier mujer podía convertirse en protagonista de una sesión de fotos, no era necesario ser una modelo con un físico perfecto, al contrario, las formas eran más interesantes. Una mirada o una pose atractiva eran mucho más importantes que el desnudo en sí.
La razón principal es mucho más profunda de lo que se piensa. Muchas mujeres esconden en su interior una inseguridad que acaba por destruirlas. Las formas perfectas que enfatiza la sociedad moderna intentan hacerlas sentir "incómodas" creando modelos de belleza.
El tocador sirve precisamente para eso, una auténtica terapia psicológica para hacer sentir a las mujeres que sus defectos pueden convertirse en ventajas. Que la verdadera belleza no es externa, pero sobre todo no la establecen los cánones. El primer paso es la confianza interior, la autoestima y la relación con una misma.
Los escenarios no suelen ser lugares modernos o a la moda, sino que muy a menudo se utilizan casas de campo para que las mujeres se sientan aún más cómodas.
No hay que intentar inventar algo que no existe, no hay que utilizar técnicas ni iluminación especiales, sino al contrario, la sencillez es la mejor manera de crear una buena sesión de fotos boudoir. Un poco como el burlesque, es una especie de venganza de la mujer contra los juicios de la sociedad.
La confianza que se crea entre la mujer y el fotógrafo boudoir es algo único, es una relación de confianza mutua porque uno conoce un secreto del otro. Se crea una forma de respeto totalmente nueva y transparente.
No se puede imponer nada, cada pequeño detalle debe ser compartido por ambas partes al 100% para que el desnudo sea lo más fluido y natural posible. Es natural sentir vergüenza ante el objetivo con personas desconocidas, por eso el diálogo es muy importante.
Por ejemplo, la ropa suele decidirla la modelo, el fotógrafo al no conocer los gustos o deseos de la mujer no puede otorgarse este derecho, también porque no todas las mujeres se sienten libres con vestidos transparentes de encaje, quizás prefieran un atuendo diferente que refleje su personalidad.
Independientemente de la etapa de tu carrera fotográfica en la que te encuentres, independientemente de si eres fotógrafo o fotógrafa, e independientemente de tu nivel de confianza en ti mismo, los autorretratos boudoir deberían formar parte de tu vida fotográfica. Y te doy cinco buenas razones para ello.
1. No seas hipócrita
¿Cuántas veces has predicado, remarcado, pedido a clientes/sujetos/modelos que sean ellos mismos, que no posen? ¿Cuántas veces has tranquilizado a clientes nerviosos diciéndoles que con el paso de las tomas sus inseguridades se disiparían, que las tomas mejorarían y que serías capaz de sacar lo mejor de ellos? No seas hipócrita y hazte las mismas recomendaciones a ti mismo cuando estés posando delante de la cámara.
2. Aprovecha el momento Para aprender
Tener el control total de la iluminación, las poses, el disparo y la edición es la experiencia más completa que puedes tener en el aprendizaje de la fotografía boudoir. Tú y sólo tú tendrás el control para crear bellas imágenes.
El ensayo y error, los errores, las poses horribles al crear autorretratos boudoir serán increíblemente frustrantes, pero estar delante de tu propia cámara te permitirá examinar cada toma que hagas e intervenir inmediatamente en todo para conseguir otra correcta y mejorada.
3. Para el blog y las redes sociales
¿Te has dado cuenta de que hay muy poco material boudoir? Entonces, ¿por qué no crearlo tú misma? Haz tus fotos anónimas, organízalas para tener un material coherente (como la misma sesión, el mismo tipo de imágenes) y súbelas a tu blog, a tus redes sociales como Instagram, Facebook y Twitter. Y no pienses que es sólo una moda: esto te traerá muchos comentarios y contactos: una forma estupenda de ampliar tu red social, una forma estupenda de encontrar nuevos clientes.
4. Experimenta
¿Qué hay mejor que practicar con uno mismo? Hacerse selfies boudoir ayuda a ampliar los límites de lo que creemos que es nuestro estilo. Experimentando con los selfies, puede que descubras, por ejemplo, que te gustan las imágenes más oscuras, más arenosas, más tenebrosas... mientras que tú insistes en hacerte fotos con luminosidad, limpieza, alegría.
5. Para aprender.
Sé que es una repetición de lo ya dicho, pero es fundamental entender que tomarse autorretratos boudoir es la mejor manera de entender cómo funciona este tipo de fotografía, cómo corregir los propios errores y cómo sacarle siempre el máximo partido a nuestra cámara.
Establecido entonces que tomarse autorretratos boudoir es algo bueno y correcto, pasemos al punto número dos: ¿cómo se toman los selfies? Sé que muchos de ustedes hacen sus pinitos con el smartphone extendiendo el brazo o usando el palo selfie...., pero aquí estamos hablando de fotografía, no de juegos. Así que, si alguna vez os habéis hecho uno, olvidadlo y empezad a leer.
Autorrertrato bodouir: cómo hacerlos
En primer lugar: ¿qué quieres conseguir haciéndote selfies? ¿Quieres crear material anónimo (es decir, imágenes en las que no se te pueda identificar)? ¿Quieres crear fotos sensuales? ¿Quieres resaltar diferentes emociones? Céntrate en un objetivo e intenta no cambiarlo durante la misma sesión fotográfica. De todas formas, el modelo siempre está ahí para ti, puedes probar otra cosa en otro momento.
Prepárate. Prepara la habitación, las luces y a ti mismo. Date un máximo de 30/40 minutos (recuerda que sois modelos/técnicos/fotógrafos/escenógrafos) y prepara todo lo que necesites: ropa, zapatos, peinados. Pero sin exagerar: ¿quién dijo que hace falta mucha ropa o maquillaje para hacer buenas fotos?
Prepara tu equipo: no necesitas luces, reflectores, paneles. Puedes utilizar la luz del día que se filtra por las ventanas, la luz artificial y, en caso de que haya poca luz, decidir hacer fotos con poca luz o a oscuras. Lo único importante es tener tu cámara y un soporte, preferiblemente un trípode. Y un mando a distancia.
Haz una toma de prueba para determinar los ajustes de la cámara. Acuérdate de definirlos a partir de un sujeto que se parezca a ti, es decir, posiblemente tú mismo: es crucial que la exposición se calibre correctamente y, por tanto, sobre una escena que incluya todos los claroscuros y colores que utilizarás en la foto final
Si no quieres ir demasiado de un lado para otro pero quieres permanecer detrás de la cámara en esta fase, disfraza una almohada e intenta cubrirla con una tela de un color similar al de tu piel (y tu pelo).
Dado el margen de error en este tipo de fotos, dispara con una apertura ligeramente mayor de la que utilizarías normalmente. Esto te ayudará a asegurar un enfoque adecuado.
En cuanto al enfoque, inútil decir que tiene que introducir un objeto en la escena, en el punto exacto en el que quiere que la foto esté enfocada. Un osito de peluche, un taburete, una silla, o incluso un objeto pequeño pero fácil de encuadrar.
Programa el temporizador en intervalos o utiliza un mando a distancia. Técnicamente, utilizar el temporizador es mejor que utilizar el mando a distancia por dos razones: la primera es que tendrás las manos libres (esconder el mando a distancia te hace perder la concentración si utilizas el temporizador del mando a distancia).
La segunda razón es que, al tener una secuencia de tomas cronometradas, puedes centrar fácilmente tu atención en la pose (¡sin pensar en dónde has puesto el mando a distancia!), variando y cambiando de posición y/o expresión entre las tomas automáticas.
Si tu cámara no tiene temporizador incorporado, puedes comprar uno muy barato en Internet. Utilizar un mando a distancia sin temporizador es una opción, simplemente tendrás que saber dónde esconderlo.
Un buen punto de partida es fijar la toma cada 3 segundos para que en un par de minutos puedas disparar un buen número de poses (unas 40).
Tres segundos son suficientes para cambiar entre tomas y no demasiados para que te canses o pierdas demasiado tiempo. También porque recuerda que tendrás que hacer muchas sesiones de este tipo... al menos un par por cada pose que te interese captar.
Por cada pose dos sesiones. La primera sesión te servirá de referencia. Quizá encuentres la que te gusta perfectamente entre las 40 fotos, pero prepárate para rehacerla para corregir pequeños problemas como pliegues antiestéticos de la piel, objetos que acabaron en la escena por error, etc...
Natural. Sé consciente de tu cuerpo, barbilla, expresiones faciales. Visualízate desde el otro lado de la cámara, como si estuvieras detrás del objetivo. Cuando hayas terminado una serie de tomas, estúdialas inmediatamente.
Comprueba la exposición, la pose, identifica lo que queda bien y lo que hay que rehacer. Aprovecha este momento de análisis para identificar exactamente lo que hay que cambiar en la siguiente serie de tomas. Y ponlo en práctica.
Comprueba también que tu figura esté toda en la escena y que no haya partes recortadas (involuntariamente).
Una vez terminadas las tomas, sólo queda importarlas al ordenador y analizar detalladamente cuáles y cuántas de ellas son buenas. Hay que descartar la mayoría de ellas y posiblemente hacer otra sesión, tal vez otro día.
Hacerse autorretratos no es tan sencillo, pero verás cómo toda la experiencia que adquirirás será crucial cuando tengas a un sujeto delante de la cámara, ya que sabrás muy bien qué siente, qué piensa, cuáles son sus problemas y cómo puedes ayudarle a resolverlos.
El equipo ideal para hacer este tipo de fotos
También queremos romper una lanza en este detalle, no existe un equipo fotográfico concreto para este tipo de fotografía, todo depende del presupuesto que quieras utilizar y del equipo que tengas. Puedes disparar sin problemas con una mirrorless o con una réflex, lo importante es poner tu creatividad. Es este último punto el que marcará la diferencia entre una toma y otra.
No pierdas demasiado tiempo buscando el equipo perfecto, experimenta. Un consejo que podemos darte es que utilices objetivos de focal fija, simplemente porque tienen aperturas más luminosas que los objetivos zoom normalmente, consiguiendo así un efecto Bokeh más suave y atractivo.
En cuanto a los ajustes de disparo, siempre se recomienda utilizar el modo manual para fijar la apertura lo más amplia posible y bajar la ISO para evitar cualquier ruido. Hay que intentar retratar una imagen sensual y profunda, por lo que una forma más suave y unos personajes menos decididos ayudan a conseguir el efecto boudoir deseado.
Si, por el contrario, no te sientes capaz de utilizar el modo manual puedes estar tranquilo, no hay ningún problema, prueba a utilizar el "modo retrato" y comprueba los ajustes que se utilizan para que luego puedas probarlos por ti mismo en modo manual. Recuerda siempre que estás intentando crear una imagen sensual cuando estableces los parámetros.
No es fácil mantenerse en los márgenes entre una fotografía de tocador y una erótica. Esta última sirve para exponer la desnudez de forma explícita y descarada, a diferencia del boudoir, que retrata una sensualidad misteriosa.
Esta es la principal característica que un fotógrafo debe tener en cuenta para no arriesgar la vulgaridad de la toma. Por encima de todo, la iluminación y la ropa son los parámetros que más influyen en el resultado final.
Una luz tenue, sombría y suave es muy diferente de una foto nítida, definida y con contrastes muy fuertes. Por este motivo, intenta utilizar luz natural, por lo que el lugar debe tener al menos una ventana para que entre la mayor cantidad de luz posible.
Si vas a fotografiar en las horas más calurosas del día intenta ayudarte de cortinas muy ligeras con tejidos livianos para que la luz se suavice y adquiera una atmósfera más onírica. Básicamente intenta recrear el trabajo de los paneles softbox si puedes con luz natural, sino siempre puedes recurrir a usarlos, ¡nadie te lo prohíbe!
Por ejemplo también puedes utilizar luz artificial, puedes montar un auténtico estudio fotográfico, lo importante es no estropear la toma y darle ese toque artificial. Este tipo de luz puede ayudar quizás a dar un mayor impacto a ciertas partes del cuerpo de una mujer, quizás a resaltar ciertos detalles.
Seguramente una situación más "amigable" hará que el sujeto se sienta más íntimo que un juego de luces y paneles. Intenta recrear un entorno lo más familiar y tranquilo posible.
Primeros pasos en la fotografía boudoir
Mi consejo se refiere más bien a la composición general de la toma, porque recuerda siempre que equilibrar correctamente los elementos de una escena da a la toma un sabor diferente.
Luego todo depende de lo que quieras destacar, ya sea un rasgo facial o un detalle corporal. No te quedes atascada en las clásicas reglas de los tercios o en las normas generales de composición, deja que tu creatividad respire. Cuanto más puedas centrar la atención , mejor será el resultado.
Por eso siempre es aconsejable no introducir demasiados elementos en la escena para no distraer la atención del espectador del sujeto. Juega con la luz, el encuadre y las poses. Busca también tomas espontáneas, intenta cogerla por sorpresa. A veces estas tomas son las más emocionantes porque no hay nada planeado y se expresa la naturalidad de la foto.
¿Qué importancia tiene este tipo de fotos con el amor propio y la sensualidad?
Es una pregunta muy importante, en un mundo lleno de selfies y autofotos, la fotografía boudoir habla y cuenta al mundo la verdadera sensualidad de una mujer.
Fotografiar un cuerpo desnudo significa representarlo y hablar a otras personas del cuerpo, por lo que es muy importante ayudar a las personas a aceptar su cuerpo y ayudarlas a valorarse a sí mismas.
La modelo suele conseguir captar algo más de su cuerpo después de una sesión de fotos que no había notado antes, y en el mejor de los casos se siente bien consigo misma.
Es un tipo de experiencia que puede cambiar la vida tanto del fotógrafo como de la modelo, y créanme que ver a una modelo ser más consciente de su cuerpo es algo maravilloso.
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