La Fuerza de los COLORES COMPLEMENTARIOS en la Composición fotográfica

Los colores complementarios aplicados a la composición fotográfica.

Siempre que observamos algo, como seres humanos dotados de facultades de razonamiento (más o menos..), obtenemos algún tipo de retroalimentación, lo que los psicólogos llaman una respuesta cognitiva.

Esta respuesta puede ser de distintos tipos: emocional, física, intelectual, etc., y siempre se sitúa dentro de un rango bien definido, una especie de "rango graduado" que mide, en cierto modo, nuestros sentimientos e intenciones: 

¿por qué fotografiamos esa cosa y no otra? 
¿Qué es lo que nos atrajo de este tema específico que, en cambio, no nos llamó la atención mientras mirábamos aquel otro?

Una de las principales razones puede atribuirse a un simple factor: el color. Los colores pueden ser fuertes o tenues, vivos o apagados, cálidos o fríos, brillantes o difusos, lo que sea... Cada color tiene un nombre específico que lo caracteriza; coge una caja de lápices de colores Giotto o Caran D'Ache y fíjate bien: cuando era niña, el tope de gama era la caja de madera de 40 piezas. Hoy contamos con 126, cada uno con su propia designación específica. 

¿Qué estoy diciendo? Piensa en un televisor de gama media de alta resolución, un LG, por ejemplo... ¡1.070 millones de colores!.... es una locura!

Veamos una simple rueda de colores (ver foto). Su función debe ser la de ayudar a quienes trabajan con los colores (pintores, estilistas, decoradores de interiores, etc.) a encontrar los tonos que mejor combinan entre sí. En ella se pueden ver ciertas combinaciones de colores que resultan especialmente agradables a la vista, las llamadas armonías cromáticas.


 Si se observa la rueda, se aprecian doce colores principales que van del violeta al rojo. Estos son los colores primarios. Añadir blanco o negro a estos colores, o combinarlos entre sí, cambiará su aspecto: por ejemplo, el violeta con la adición de blanco se convertirá en lila, mientras que el negro con el violeta generará el tono ciruela.

Tres de estos colores primarios en particular -el rojo, el amarillo y el azul- se denominan colores primarios y, también mediante combinaciones, se utilizan para crear lo que llamamos colores secundarios (los colores terciarios se crean mezclando colores primarios y secundarios).

Pero no lo hagamos tan largo. Observemos siempre nuestra rueda de colores y centrémonos en los colores opuestos entre sí, como el azul y el naranja, por ejemplo. 

Estos, por definición, se llaman colores complementarios y, a nivel estético, tienen una característica muy peculiar: cuando están presentes en una imagen -ya sea una fotografía, un cuadro o lo que sea (piense en dos prendas de vestir con colores muy contrastados)- su combinación es muy agradable a la vista...


¿Por qué? Simple. Al yuxtaponer colores complementarios, se consigue un efecto de contraste máximo: los colores ganan fuerza cromática y se refuerzan mutuamente el brillo. Esto se debe a la diferente excitación que cada una produce en los conos receptores del ojo humano y, al estimular el cerebro en puntos relativamente distantes entre sí, provocan una sensación de placer visual .

Al colocar un color más brillante en el centro de su complementario menos brillante, el efecto de contraste y complementariedad es especialmente notable. Dos colores complementarios no contienen elementos de color similar. En otras palabras, son los pares de colores "más diferentes". Al mezclarlos obtenemos el gris precisamente porque, como opuestos, se neutralizan mutuamente.


 Una composición formada por partes iguales de colores complementarios es bastante chocante pero, al mismo tiempo, estática y tranquilizadora. 

Una composición en la que, por el contrario, hay un claro predominio de uno de los dos complementarios parece más dinámica, "contiene una inequívoca sensación de movimiento o evolución". 

Los detalles del color complementario destacan claramente del resto, parecen dispuestos a moverse en el espacio de la página y apuntan hacia un tema preciso.

Ya en la antigua Grecia, Aristóteles meditaba sobre el color y cómo parecía cambiar según la luz que lo rodeaba. Al mirar la sombra de un color primario, es posible discernir un indicio de su complementario. El color es, sin duda, lo más subjetivo que podemos encontrar en el campo de las artes visuales y, por tanto, siempre será muy adecuado para cualquier tipo de experimentación.

Como la mayoría de los conceptos en el campo de la fotografía, siempre es mejor conocer las "reglas" antes de intentar romperlas.

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